Se van cumpliendo los sueños,
ya no soy la Cenicienta,
cuando me encaje el zapato
aflorará la princesa.
Los días no son tan largos
aunque las noches son lentas.
El Sol aparece a ratos
y se aleja la tormenta.
Siguen llorando mis ojos
cuando el silencio los niebla,
aún sigue estando en rincones
la antigua pena a la greña.
Mañana se hará la luz
si ésta racha no se quiebra
la Luna iluminará…
de plata, las sillas viejas.
Se desvelaran misterios
que velaban las tinieblas
y la noche se hará día
cuando muera la tristeza.
Se van cumpliendo los sueños
en mil cositas pequeñas
que hacen que la herida grande
se ausente de la cabeza.
Aquellos que me escucharon
los que me dieron la fuerza,
saben que soy la que soy
sin que yo se lo dijera.
Y los otros, los que nunca
ven la verdad, ni de cerca
ya sabrán que me privaron
de la ventanita abierta.
No importa, ¡Soy la que soy!
Mi alma nunca se quiebra.
La Luna iluminara…
de plata, las sillas viejas.