No soy la que usted ve señora,
rutilante y valiente
delante de la gente. Soy…
la que ríe a deshora.
Yo soy, la pena andante,
el corazón me sangra
me duele, hasta pensar,
el llanto me desborda.
Esto que usted valora
es sólo un antifaz,
que me pongo a la noche
para cubrir mi alma
que ya se desmorona.
Y no es que vaya por ahí…
mintiendo a las personas.
Yo soy como agua clara
que brota de la sierra
y se mantiene pura
por más que en el camino
encuentre remolinos de oscura tempestad.
Y yo tengo mis ríos,
mis remansos, mis prados,
donde puedo, abierta y dolorida,
enseñar las heridas
que me inflige la vida.
¡Pero ah! Ya he aprendido,
que grandes anfitrionas
si acudes a sus fiestas,
quieren tu risa fresca
que alegren los rincones,
¡Que nada desentone!
Por eso, a estos lugres,
me traigo la careta
de los días de fiesta
y saco, para estas ocasiones,
de una aviejada cajita
que tengo guardadita
la risa y la alegría
de los tiempos mejores,
de aquellos buenos días
en que soñaba flores.
Y sigo siendo auténtica.
Además, no la engaño,
usted, para venir,
me exige el antifaz
porque hoy es carnaval.
Mañana, volveré a ser arroyo
de agüita cristalina
que brota de la sierra
y acaricia la piedra,
manteniéndose pura
por más que el camino
a veces, de tortura,
encuentre remolinos
de oscura tempestad.
NO SOY LO QUE USTED VÉ
HOY LLEVO EL ANTIFAZ, SEÑORA,
PORQUE HOY ES CARNAVAL.