Tú me hundes Señor y tú me ensalzas,
tan pronto me das cielo como infierno,
me subes a las nubes o me estrellas,
me das valor y luego desaliento.
A veces soy como las aspas de un molino,
girando y girando sin descanso,
luego me frenas bruscamente…
me cuesta soportar tanto altibajo.
Me has hecho tan fuerte y tan sensible,
que soy una constante paradoja,
que hay días en que por Tí soy roca.
y hay otros en que por Tí soy hoja.
Cuando roca, aguantando la embestida
de las olas del mar embravecido.
Cuando hoja, zarandeada por el viento,
siempre a merced de ajenos sentimientos.
Como tierna me has hecho, saboreo
las rosas que contemplo en el camino,
con solo que me pare a disfrutarlas,
hiérenme, cual retorcido espino.
¿Qué culpa Señor estoy pagando,
que es ajena a mi propio entendimiento?…
Me siento como un pobre ratoncillo
a merced de un poderoso gato hambriento.
A estas alturas de mi vida, yo quisiera,
saber si de este túnel hay salida,
una ligera luz que me indicara
si al final es de noche o es de día.
Que a cada jornada rota en llanto,
no se si soy roca o si soy hoja,
no se si estoy muerta o estoy viva,
si mi sitio está abajo o está arriba.
Tan solo tengo claro, que soy hembra,
que acuño mi dolor cuando escribo
y vuelo en un pincel a fantasía.
El resto para mí y esto es tremendo…
de hoy para mañana es un enigma.
Que la marea
Que la marea me arrastra,
que la marea me lleva
y no quiero que nadie diga,
que no luche contra ella.
Pongo mis cinco sentíos
por mantenerme derecha,
pero me arrastra y me arrastra,
me machaca y me golpea.
Y en esta lucha se rompe
mi voluntad que es de piedra.
Yo quisiera ser de hierro
y mantenerme derecha.
Que la locura se esconde
en lo rojo de mis venas,
que casi pierdo el sentío
y me consume la pena.
Me engulle la noche oscura,
me devora la tristeza,
y las nubes de mi cielo
me impiden ver las estrellas.
Y en esta lucha se rompe
mi voluntad que es de piedra.
yo quisiera ser de hierro
y mantenerme derecha.